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Una vivienda preparada para usted.
Hay muchos que se preguntan: "¿Cómo será la vida después de la muerte?" Hasta han producido películas y libros de testimonios de personas que fueron declaradas "clínicamente muertos" y que habían regresado para contarnos su experiencia en el más allá. Algunos de estos testigos oculares afirmaron que habían estado en el cielo, mientras otros nos relataron los horrores del infierno.
En cuanto a Dios el asunto queda bien claro, El desea que todos se arrepientan y acepten a Cristo como su Salvador personal, para que puedan disfrutar la franca entrada en el cielo.
Sería interesante considerar algunos puntos relacionados con este interesante tema. En cierta ocasión el Señor Jesús habló de la siguiente manera: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay, si así no fuera, yo os lo hubiera dicho, voy, pués, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuera y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis. (Juan 14:2,3). Habrán suficientes moradas para acomodar a todos
"Los seguidores de Jesús". Los que no le siguen, jamás llegarán al cielo aunque hayan sido bellos, pulidos, religiosos, filántropos, u otra persona respetable por el estilo. El siguiente punto echará más luz sobre lo que acabamos de considerar.
1.- El único camino hacia la casa de Dios en el cielo.
El discípulo más incrédulo entre todos los seguidores de Jesús era el ilustre Tomás. Deseaba saber cuál era el camino que debería tomar para llegar hasta aquella hermosa casa Celestial.
Dice la Biblia: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". (Juan 14:6). Solamente los que siguen a Jesús llegarán al cielo y no hay otra forma o camino para poder llegar a la casa que nuestro Padre Amorroso anhela darnos.
2.- La única puerta la cual conduce a la casa de Dios en el cielo.
Una vez más nos conviene citar las palabras del Maestro Jesús: "De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas". (Juan 10 :7). Parece algo extraño que el Señor usara aquellas palabras. En la ciudad de Jerusalén se hallaban varias puertas.
Había una que se llamaba "La puerta de las ovejas". Por razones prácticas e higiénicas los animales como las "vacas", "ovejas", etc, tenían que entrar por esa puerta especial, llamada "La puerta de las ovejas".
En la ciudad Celestial (llamada "La Nueva Jerusalén"), existe también una puerta para las ovejas, es decir, "los seguidores de Jesús".
Jesús lo dijo bien claro: "Yo soy la Puerta de las Ovejas". Vale entonces la pena “escuchar”, "aceptar a Jesús" y “seguirle a Él”.
Como seguidor de Jesús le sugiero buscar un lugar solitario y tranquilo para orar la siguiente oración: "Amante Padre Celestial, ahora vengo a Tí. Reconozco que soy pecador. Gracias Señor que a pesar de todos los pecados que he cometido, Tú me amas.
Creo y acepto que Jesús murió en la Cruz del Calvario, pagando así el pago por mis pecados. Ahora mismo, Le acepto a Jesús como mi Salvador personal.
Ayúdame Señor a seguir en tu camino y entender mejor las cosas del evangelio. Te lo pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Amén". Que Dios le bendiga. Amén.